Por el Padre Shenan J. Boquet – Presidente de Vida Humana Internacional
El mal prospera en medio de la oscuridad y las sombras. Los ladrones operan al amparo de la noche. Los sobornos se pasan por debajo de las mesas. Las drogas se venden en automóviles con vidrios polarizados en estacionamientos sin iluminación. Los delitos de cuello blanco se cometen al amparo de las opacas complejidades de las altas finanzas.
La forma de luchar contra el mal es arrojar luz sobre él. A veces esto es literal, como cuando un alcalde instala faroles brillantes en una parte oscura de la ciudad y hace que los delincuentes y los traficantes de drogas se escapen. A veces, esto es figurativo, como cuando los legisladores aprueban reglamentos que exigen una mayor transparencia.
El aborto es un mal que prospera solo gracias a las sombras y el secreto, tanto literal como figurativo. La razón por la que tantas personas se han convencido a sí mismas de que la maldad del aborto no es gran cosa es porque el aborto tiene lugar en lo oculto del útero de la madre, detrás de las puertas cerradas de los quirófanos de las clínicas de aborto. También está encubierto por el lenguaje disimulado creado por los propagandistas del aborto para ocultar la verdad: "atención de la salud reproductiva", "mancha de tejido", "derecho a elegir", "evacuar el contenido del útero", "terminación médica", etcétera, etcétera.
En esta oscuridad, la gente no ve ni piensa en los cuerpos rotos y mutilados de las víctimas del aborto: los niños no nacidos. El movimiento provida ha logrado avances masivos en las últimas décadas, en gran parte al mostrar luz sobre la violencia del aborto. A veces esto ha sido sin esfuerzo. El advenimiento y el uso generalizado de la ecografía, por ejemplo, ha hecho que sea cada vez más difícil para la gente común reconciliar los comentarios del movimiento proaborto hablando de una "mancha de tejido", con el hermoso bebé que están viendo moverse en la pantalla con sus propios ojos.