Susan Ciancio
Human Life International
La compasión y la Iglesia Católica
Como católicos, sabemos que el cuerpo que Dios nos creó y nos dio como don fue decisión Suya y Dios no se equivoca. Además, nuestra alma está unida a nuestro cuerpo, el cual es templo del Espíritu Santo. Por lo tanto, debemos tratarlo con respeto y reverencia, y nunca causarle daño.
El National Catholic Bioethics Center – NCBC – (“Centro Nacional Católico de Bioética de EEUU”, traducción libre) lo explica muy bien:
“El sexo de una persona se manifiesta por medio de su cuerpo según como la persona ha sido creada, y por lo tanto no puede estar en conflicto con una identidad sexual que sea más verdadera o más profunda y al mismo tiempo contraria al sexo del cuerpo. Este es un principio antropológico fundamental que ninguna asociación de medicina o ideología política puede contradecir. La experiencia psicológica de sentirse desconectado del sexo del propio cuerpo no debe ser minimizada, pero reclama una apropiada psicoterapia [el énfasis es nuestro], pero de ninguna manera puede reflejar un sexo ‘equivocado’.