Joseph Meaney, PhD
Director de Alcance Internacional y Expansión
Human Life International
En el artículo anterior presenté una introducción general sobre la conciencia moral y su formación. En este artículo quiero abordar el importante tema de la conciencia y los trabajadores de la salud.
Estoy de acuerdo con el Profesor Edmund Pellegrino, quien dijo que la medicina es una empresa moral y que es particularmente importante respetar y fomentar la integridad moral de los profesionales de la salud. Los médicos, las enfermeras, los farmaceutas y muchas otras personas están íntimamente involucrados en algunos de los momentos más dramáticos de la vida humana, lo cual implica que sus derechos de conciencia asumen una importancia particular. También es cierto que la sociedad les presta especial atención a la medicina, el derecho y, sobre todo, la religión, para corroborar lo que es ético y moral.
Todos sin excepción tienen el deber de formar bien su conciencia y de seguir los claros juicios de ella. Sin embargo, los trabajadores de la salud están en una profesión que es especialmente significativa debido a los muchos y graves dilemas morales que habitualmente se presentan. Con frecuencia hay que tomar decisiones de vida o muerte y a menudo se les pide a los médicos que ayuden a tomar estas decisiones y a llevarlas a cabo.
En este artículo nos vamos a enfocar en el tema de conciencia más importante para el personal de la salud: la objeción de conciencia. La objeción de conciencia se define como la negativa a cooperar con o a participar en una acción que viola la propia conciencia. Esta negativa de la conciencia a menudo es protegida por la ley a través de una legislación que contiene cláusulas de conciencia o el reconocimiento de un status especial de objetor de conciencia para el trabajador de la salud.