Por el Padre Shenan J. Boquet – Presidente de Vida Humana Internacional.
Publicado el 24 de Julio de 2023.
Hay un viejo dicho que dice: “Eres lo que comes”. La idea es simple: lo que pones en tu cuerpo a través de tu boca es en lo que se convierte tu cuerpo. Un cuerpo alimentado con comida rápida y papas fritas es un cuerpo que, como era de esperar, mostrará signos de obesidad y arterias obstruidas. Sin embargo, por muy cierto que sea el dicho, es mucho más cercano a nuestra realidad el decir, como lo dijo el ensayista estadounidense Ralph Waldo Emerson: “Eres lo que piensas todo el día”. Si bien nuestros cuerpos son importantes, aún más importantes son nuestras mentes. Si bien no todos los pensamientos nos definen, es simplemente una perogrullada decir que la suma total de los pensamientos es, de alguna manera importante, quiénes somos. Es por eso por lo que me parece sumamente extraño que vivamos en un mundo en el que las personas se obsesionan con su dieta, pero apenas dan un momento de consideración a lo que ponen en sus mentes. Peor aún, incluso reaccionarán con enojo si les sugieres que deberían tener más cuidado con lo que alimentan sus mentes que con lo que comen. Este es el tipo de persona que, si reflexiona sobre si jugar horas de videojuegos violentos es saludable para los niños, inevitablemente replicará que son “solo” videojuegos. Siempre que al niño le vaya bien en la escuela o no muestre un comportamiento violento, entonces es un entretenimiento “inofensivo”. Lo mismo dirán del cine, la música, la televisión, etc. No se pueden “juzgar” los gustos de los demás, nos lo dirán. Si escuchar a raperos que glorifican la violación, el asesinato y las drogas es el tipo de cosas que te gustan, eso demuestra que todos tienen preferencias diferentes.